Sobre el atardecer  todas las palomas son oscuras, son un cofre cerrado de recuerdos desvanecidos,  una sombra que se oculta  detrás de sensaciones deformadas, una silueta sin nombre ni identidad.  No existen certezas al espejo, sólo una figura que se rompe  de un añisco en el cristal, y en la mente la incertidumbre nos da tregua al reflejar.  Somos un montón de cristales rotos que se unen como puzzles al azar, caminando a pequeños pasos sobre la acera, respuestas de acertijos a desvelar.  Somos compradores de engaños,  estafadores de ilusiones que se caen al abismo, destruyendo la inocencia de la verdad.  Somos un abanico de mentiras para no afrontar la realidad. Queremos ser protagonistas  de una ficción sin actores,  de un teatro que no cesa nunca más.  Somos ladrones de esperanzas de los soñadores que no desisten de luchar, porque en un tapiz de hipocresías, ninguna pintura se ha de resaltar.  Somos porque soy pa...

 Tinta de amor escrita sobre las alas frágiles de la niñez, inestables, de cartón y de papel. Remoloneando,  el  viento sopla palabras  perdidas  sobre los tejados viejos, transformando la lluvia en nuevos cielos.  Sobre las alas de cartón y de papel,  la mariposa sentó sus bases. Metamorfoseando valores, la libertad, es un matiz de colores definidos, un crujir, que el movimiento del porvenir, impulsa hacia adelante. Romina Sasselli. 

Cuando te quedes sin palabras, quizás las únicas palabras que necesites sean, aquí estoy. Cuando aprendas a sobrevivir, y aceptes lo imposible, aunque nadie te crea, yo sí. No sé lo que te deparará el destino, pero si me quieres, aquí estoy.  Nadie te escucha, pero yo sí. Cuando pierdas el camino, aquí estoy.  Si te escapas o te escondes, aquí estoy.  Cuando ser invisible es peor que no vivir, no sé lo que te deparará el destino, pero si me quieres, aquí estoy.  Nadie te ve, pero yo sí.  El amor necesita magia y realidad, pero a veces sólo necesitas lo que ya tienes.  En la vida ante sí, no sé lo que te deparará el destino, pero si me quieres, aquí estoy.  Aunque nadie te vea, yo sí.  Nadie te cree, pero yo sí. (Fragmento de la película "La vida ante sí".   

  Cuidé las rosas del jardín, las regué con amor,  cuando se han sentido tristes,  las vestí de gala, para asistir a la fiesta  que daría felicidad a sus almas Protegí sus tallos,   corté de raíz su enfermedad,  curé su piel frágil y delicada,  y les enseñé a sanar,  a mirar de frente la realidad.  La fugacidad del tiempo, ha transcurrido tras sus cuerpos,  el clima les ha dado el aliciente para vivir Y en un claro rayo de luz por las mañanas, toda la fuerza se ha posado en su belleza sobre las alas que buscan su aroma de verdad.  Romina Laura Sasselli 

 Empuñé las armas para protegerme, y de mi boca brotaron palabras, un jardín de bellas flores se enerbolaban como bandera. De mi nueva vida,  una luz se elevaba circundando los cielos, cómo hojas al viento en Enero, cuando el calor quema la piel, cuando se rasgan los suelos, Y crecen flores de grietas viejas del ayer.  Empuñé las armas, desafié al destino,  corrí las piedras del camino debajo de las baldosas entre la tierra y la nada, emergieron respuestas, a los interrogantes de la vida.  Romina Laura Sasselli. 

 Directo al corazón, la libertad, cómo una flecha guiando la puntería, llegó al centro de mi misma, y entonó la melodía de paz. En la profundidad del abismo, donde se traducen los sonidos de las estrellas estelares, suena la música de la libertad.  Directo al centro de la tierra donde la lava fluye buscando un recoveco por dónde escapar, un suelo árido espera su precipitar.  Directo al corazón  donde la tierra ha germinado, todo un jardín de rosas se erigió, y con el se abrieron los caminos, de color y de valor,  de valentía  frente a los campos de batalla, frente a los cielos que nacen al albor. 

 Cuando comprendes el valor de un sentimiento genuino cultivas la esperanza  Y hay todo un universo  naciendo dentro de ti. Cuando acudes a abrazarme enredas tu ternura  para contenerme, Y despliegas tu red de amor, cómo sostén, cómo refugio, cómo complemento de mi alma. Te busco, y me encuentro en vos, soy como esa llama minúscula, que se expande dentro de tu corazón. 

Caminante peregrina sedienta de sueños, elevando el fuego impenetrable  sobre las letras encendidas  en los  candelabros del amor. Llevas en astas la Bandera de la Patria con tu dulce melodía de paz, con tu himno, se inaugura un nuevo refugio del alma, remedio al corazón. Caminante peregrina sedienta de sueños,  enciende las estrellas en la noche aquellas que hagan eco de tu voz. Romina Sasselli

 La felicidad llega cuando atraviesas los campos de verdad, la paz derramada en cielos sin nubes, las hendijas del alma por las que se filtra el amor. Como un ventanal por el que se asoma el sol cuando hay belleza en el interior, cuando hay estrellas encendidas que no se apagarán jamás, cuando hay consuelo en el corazón La felicidad  es un amuleto que late fuerte en vos, es tu trébol de cuatro hojas orientando el norte, cómo brújula de suerte para tus sueños La felicidad llega  así como cuando nace una flor

 Me gusta la gente simple,  que empuja la vida, con sus alas creativas de papel,  me gusta la gente que escribe, con tinta de humildad, los pequeños pasos que dan  en la inmensidad.    La gente simple,  que cose con hilos de colores la herida,  Y forma un arco iris con su cicatriz.  La que no anda por ahí  con frases hechas por otros para sobrevivir, la que narra en puño y letra la historia que brota del corazón. Me gusta la gente que no hace alusión a guerra sin sentido, sin garantías,  la que no derrama sonrisas  en vano,  la que mira de frente, con su mirada de amanecer, y río cristalino. Me gusta la gente simple, la que con una sóla palabra, empuña la vida, con metáforas de sueños, con pura realidad en versos. 

 Mi sentimiento era noble y leal,  creí por un instante en la eternidad,  confíe en tu silencio como una clara luz de verdad hasta que el mundo  se desplomó de un añisco para mis ingenuos ojos.  Hubiese preferido nunca jamás ver, como esa ceguera que no tiene cura,  ni alma o que se yo... Quizás algún día  pueda soñar que me curas  de esta enfermedad del alma.  Quizás alguna vez sueñe con vos,  Y algún cielo despejado de tormentas,  pueda traerme un recuerdo de cuna,  una canción que haya calmado mi angustia,  una palabra que haya hecho eco en mi voz, alguna mirada donde se haya alojado  alguna migaja de amor.  Como una ilusión, el amanecer se habia asomado a tus ojos, yo lo he visto ahí para subsistir,  cada día era un mundo nuevo por el que caminaba  con el alma enferma de dolor, errante, erguida, de la pesada espina.  Quizás algún día pueda ser fuerte Y apreciar la belleza  que ha florecido...