Escribir  no es un camino fácil,  una tiene que reconocer la vida, desde otro ángulo, desde otra perspectiva,  iniciar un viaje al centro de si mismo,  atravesar las capas más profundas de la tierra, tocar su interior, que no es más que lava ardiente  sujeta a la emoción.  Escribir, no es un camino fácil,  una tiene que superar los impedimentos, atravesar los ríos, valles, cascadas,  bosques, desiertos, campos de flores,  volcanes en erupción, montañas empinadas,  acantilados donde se rompen las olas sin salida,  laberintos sinuosos llenos de acertijos,  espantapájaros anunciando una tormenta que ha de durar por siglos. Pero más allá de este camino difícil,  escribir nos brinda humildad,  desnuda el alma de los prejuicios ajenos,  nos permite acariciar un mundo de paz,  mirar de frente la armonía de rostros honestos,  darle la mano a la esperanza, y caminar con ella, superando los retos a los que ...

No corras, ya no hay que huir,  sumérgete en el alivio,  de estar a salvo,  recorre con los pies descalzos,  el terreno de tus huellas en el pasto,  y siente la humedad bajo tus talones,  que es la sensación de estar vivo.  No corras, no te alejes de ti mismo,  no quieras negar lo que has dejados atrás,  todo un pesar que no cesa, con sólo decir basta.  No te escondas del dolor, en tu corazón,  la esperanza forjará tu destino, será un talismán para iluminar tu camino.  Estar a salvo, es mirar las estrellas apagadas,  y creer que con tu luz puedes iluminarlas.  Porque estás a salvo,  estás en el camino correcto, brillando como una estrella en la inmensidad.  Romina Sasselli. 

 El porvenir, trae sus peces de colores, sobre las aguas dulces de armonía y paz,  trae una canasta de semillas  para alimentar las almas, hambrientas de sueños,  sobre los estanques quietos donde se piden deseos.  El porvenir  ha pincelado los cielos,  con sus colores de atardecer sobre las playas más bellas  que se puedan conocer. Ha hecho crecer las flores,  sobre los misterios del azar,  un destino no escrito aún, manantial cristalino y puro, donde se refleja la honestidad. Porque en la pureza de tu alma se abren todos los caminos al paraíso sublime  que habita dentro de ti. Dentro tuyo hay un mundo  lleno de verdad. Romina Sasselli. 

 La flor en vuelo, arrastra consigo sus raíces,  el origen de germinar en un tierra compartida, sujeta a los designios impuestos por una sociedad en velo, ciega, que no oye los ruidos callejeros, habitada por los subterfugios más recónditos, detrás de las máscaras de la impunidad y la desidia, el abandono, la mayor herida.  La flor en vuelo, arrastra consigo y lleva lo no escrito, lo imposible de decir, lo que nadie quiere oír,  migrante hacia otros cielos,  sobre la espalda de las aves libres,  busca cobijo debajo de los rayos del sol. Tanto viaje arrastrando un deseo, sopla entre sus partes livianas  para ascender con prisa, sigilosa, silenciosa,  donde la lleva el viento.  Sopla y vuela lento,  vuela alto, flor en vuelo,  y trae entre suaves algodones, y nubes blancas, toda la maravilla del cielo.  Romina Sasselli. 

 Hasta mi último suspiro te escribiré,  dejaré las únicas gotas de aliento que me quedan  prendidas fuego sobre tu piel,  encenderé las memorias apagadas  durmiendo en la penumbra silenciosa de mi mente, para recordarte una y otra vez.  Encontraré un rincón aplausible en mi corazón para reconocerte, cómo origen de mi historia, como testigo de un camino sinuoso, cómo refugio ameno de una herida mortal.  Hasta el último suspiro te recordaré, habrá un tenue alumbramiento, un temblor en la tierra, un suave batir de alas. Escribiré en la memoria,  una única palabra, que es luz y coraje, para mis valientes alas. Hasta mi último suspiro  en luz y memoria, te escribiré, sobre un frágil retazo de tela tu nombre grabaré, guardaré tu recuerdo, cómo ese abrazo que nunca me diste,  y que tanto soñé.  Romina Laura Sasselli. 

 Contemplé cómo la luz contrae el horizonte, y mi alma se abatió  al combate de la oscuridad, la noche y yo  nos debatiamos en silencio, un diálogo interno, complejo,  abriendo al compás de la melodía del tiempo. El mar desplegó su blanca cola, la noche y yo,  y el mar, barriendo la arena  sobre mi cabeza.  Contemplé la luz disiparse  frente a mis ojos, el pasado esfumándose con débil consistencia, fluyendo con impetú de desvarío, sobre las olas que vienen y van.  Y mis pies enterrados en la playa, se han quedado quietos, intentando sujetar la belleza, que arroja la luna, en la noche despierta.  Romina Sasselli. 

Quiero hacer tuyo mi deseo,  morder el aroma de tu cuello, y saborear tu cuerpo, sumergido en la pasión.  Sobrevolar las estrellas dilatadas, iluminadas por tus ojos soñadores, Y hacer un brebaje de wiski y Ron para embriagar las nostalgias de lo no vivido.  Quiero descubrir el misterio que habita en la humanidad,   que nos hace vulnerables al dolor y aún así nos habilita las fuerzas para superar la adversidad. Sucumbir a las cuevas subterráneas, que recorren la sangre de tus venas,  donde tu voz es origen y destino, de todos los tiempos. Quiero hacer tuyo mi deseo, que entre nuestros dedos se escriba la letra perdida musa inspiradora de nuestra poesía.

  Dejé las plumas viejas a un costado del mundo,  renové las alas para renacer  a todos los cielos despejados de violencias.  Dejé los huesos maltratados  por la erosión del paso de los años,  corroidos por una corriente de agua avasallada de terror. Dejé una antigua vestimenta,  agujereada por los duelos eternos.  Llorando a escondidas,  para no verme reflejado en los ojos vulnerables y vivos de emoción Y cuando creí morir, comencé a nacer nuevamente.  Romina Laura Sasselli

 Hay que conocer el suelo,  para sobrevolar el cielo, no hay otra forma de subir, como un batir de alas la escritura impulsa el vuelo,  hacia el tapiz creador. Y al sobrevolar el cielo,  se va escribiendo la vida, con la calidez  de un nuevo amanecer Y al sobrevolar el cielo, suena este batir de alas,  expandiendo el horizonte  de nuestras miradas.  Romina Sasselli.

 Cuando cosechas un sueño, lo proteges firmemente,  apretas entre tus dedos las últimas semillas que el viento ha esparcido sobre la tierra fértil, entonces germina la luz incandescente,  las claras miradas.  Cuando cosechas tus sueños, se abren valles de agua, que riegan los frutos maduros, y vierten manantiales, purezas del alma.  Un nuevo tiempo hace renacer, los juegos de infancia,  la ternura de los niños riendo alegres, o el manso clamor del llanto honesto, pidiendo tus pechos, bebederos de vida, para su nostalgia.  Porque siembras con vida  los frutos del alma, y cosechas los sueños, que anhelas con ansias. 

 Súplicas, oraciones, creencias erráticas escritas en una razón para subsistir, entre la lluvia y la nada,  entre el rencor y la dura roca impenetrable, forjé mi carácter,  trenzé mis sueños,  los protegí con mis brazos,  muros levantados hacia un cielo tronando. En esa vorágine del tiempo, como un caballo veloz,  tomé los últimos arapos sucios,  e impertinente  frente a los demás, crucé los límites de la sensatez, bebí a sorbos todo un río de valor, claro coraje, sobre un horizonte oscuro sin ilusión.  Y entre la lluvia y la nada,  crucé los montes elevados, difíciles de escalar, sentí la utopía morir en mi alma,  ese vacío que ya no persigue sueños,  ese abismo sin fondo,  al que van los muertos que no creen en Dios.  Entre la lluvia y la nada,  entre el rencor y la dura roca impenetrable,  me encontré,  como un tenue rayo de luz, suplicando por atravesar, las hendijas de mi alma, y amalsamar la roca ...

La magnitud de la noche, se ha tatuado la luna en su pecho, late con fuerza, escribe sobre las estrellas fugaces, deseos que van abriendo su corazón. Construye refugios, ciudades iluminadas, campos que reviven y florecen amapolas sonrientes, llenas de luz y de color.  Debajo de los cerezos del campo,  entre la luna y yo, entre la noche y mi corazón, sana la vida  en pos del silencio, se esparce paz alrededor.  Romina Sasselli. 

 Reinventemos la noción de la libertad,  suspiro, gemido que canta el alma al despertar,  al batir las alas cuando rompen uniformes  las olas del mar. Sube sube con sus alas,  canta alegre pequeño sorsal, que al amanecer se desvela la noche,  con tu clara luz y tu inspirada melodía  como una ráfaga de vendaval Canta, canta alegre pequeño sorsal, que las olas del mar traigan  en sus ruidos de espuma tu bella música de libertad. Reinventemonos que en un sólo verso,  cantamos poesía  libre timón a la deriva  en la orientación del mar.  Romina Sasselli

 Me senté a la vera de la ruta, las luciérnagas iluminaban la noche oscura, sin lunas, sin nombres,  desnuda,  cómo quién ya no espera nada de nadie,  cómo quién sólo confía en sí misma, construí una balsa, para que atravesara largas distancias de ruina, mares contaminados de dolor, de irá, de orgullo, hasta llegar exhausta, gastando los talones sobre tierra árida y desértica, sobre una experiencia transitada en vida.  Atravesé océanos inmensos, desiertos desolados de sueños,  ruinas antiguas roidas de antigüedad, nada quedaba de mi ni en mi,  y tomé a sorbos las últimas gotas de aliento. Caminé erguida contemplando el horizonte, las golondrinas volaban con sus alas rotas,  comprendí que cada uno construye su lienzo, con el alma a cuestas, a pesar de las heridas.  Comprendí que depende de uno, la realidad que miras,  como una perspectiva ilusionada  de raciocinio, de conciencia madura, perdí los escenarios que me sujetaban a las ram...

 Como una alucinación de los ojos, te asomas, joya preciosa, oro del tiempo,  de la vida, de todos nuestros días.  A veces te ocultas,  quién no intenta tapar con nubes algunas tristezas, penas descubiertas,  pero estás allí, omnisciente,  siempre presente,  porque aunque te ausentes,  los ojos te esperan en cada amanecer.  Te espera la vida,  luego de que tormentas griten estruendos,  te esperan las almas tristes,  para secar con tus pañuelos amarillos, los dolores enrojecidos,  que hacen fiebre al corazón. Eres nuestra esperanza,  cansados de esperar un alivio,  llegas para recordarnos que estamos vivos,  porque vale más que un brillo de victoria,  tu entereza enérgica, resiliencia, frente a toda adversidad.  Romina Laura Sasselli. 

 "Quien ha visto la Esperanza no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro hombre

 Así como alzando los brazos para alcanzar el cielo, abre sus alas la libertad, siento esa espina en mi pecho, cicatriz que ha dejado tus recuerdos sobre este nuevo tiempo. Intento alcanzarte nube errática y erguida desfilando partida sobre el horizonte erecto, dónde se inclinan las aves, dónde se originan los sueños, al verte maravillada por cada amanecer. Sueño que sueño  y sé que se aproxima el despertar, abro los ojos al porvenir que me espera, cuando el azar haga suyo el encuentro, mar y cielo todo un mismo universo. Sueño que sueño  y sé que despierto, cómo esa seguridad que la vida nos plasma con energía en los huesos, cómo esa seguridad que la vida ha dejado como marca indeleble sobre el cuerpo, particular sello de deseo.  Así como alzando los brazos al cielo abre sus alas la libertad, luego de que despierto maravillada por cada amanecer.  Romina Laura Sasselli

 SEREMOS Las nubes color carmín cómo pétalos rojos a punto de florecer,  llevan en sus dedos, extenciones de la noche, tinta de amor, sobre los cuerpos deseantes. Seremos roca inmersa destilada arrojando experiencia  sobre sus blancas aguas. Seremos resplandor de luz de un cielo que se apaga, para dormir sus sueños serenos de nostalgias. Y en ese vaivén del viento en las altas nubes de la montaña, seremos en la cima cuando el sol abraza, esencia invariante, luz y fuerza, sobre las almas.

 AMANECER Esperanza es abrir los brazos al nuevo amanecer Y confiar confiar en que un nuevo tiempo vendrá... Mira dentro de ti, hay un nuevo amanecer  vibrando para ti. Esperanza es creer que luego de la lluvia, habrá un aprendizaje... habrá un nuevo amanecer que ilumina las almas todas.

 LA NOCHE Ese beso donde se funden las palomas del amor. Es un nido de pecho latiendo, Y en  él, duermen enlazados los labios,  troncos, pueblos de la memoria, donde la resiliencia  es la principal fuente de valor. Duermen y se enlazan con sus ojos de sueño, compartiendo debajo de sus alas  migajas de pan y de ilusión. ROMINA SASSELLI